DE HITLER A TRUMP

TRUMP

Tenemos el privilegio de contar con la colaboración del periodista español y profesor de periodismo, VALENTIN POPESCU, columnista de primera magnitud y corresponsal, durante un cuarto de siglo, de LA VANGUARDIA  de Barcelona, en Bonn, R.F. de Alemania.

En este artículo, Valentí Popescu explica la magia y la fascinación que ejercen unos personajes políticos sobre unas masas de ciudadanos desprovistos de criterios para ver claramente la realidad. En el mundo actual, ya existen un Putin, un Erdogan…¿Habrá, acaso, también un Trump?

 DE HITLER A TRUMP

La irrupción de Donald Trump en la tribuna política estadounidense ha generado, allá y en otros muchos sitios, la denuncia de un paralelismo entre el multimillonario neoyorquino y Adolf Hitler, el “Führer” del III Reich.

A primera vista, ambos tienen en común la llamada al odio, a un nacionalismo racista y la adhesión de las masas económica, intelectual y moralmente más débiles. Y si esto es – evidentemente, con las diferencias generadas por el tiempo y la geografía – relativamente cierto, la mayor coincidencia que hay entre las ofertas políticas de los dos personajes es el contexto social : ambos se dirigen y dirigían a una masa ciudadana sin patrias ideológicas, ni defensores institucionales de sus intereses económicos.

Y si este fenómeno fue mortal a principios del siglo XX (dos guerras mundiales en el lapso de una generación) puede volver a serlo en el XXI.

La mentalidad de la Europa de aquel entonces no es la de los EE.UU. de hoy en día y la riqueza del mundo industrial actual es infinitamente mayor que hace 100 años. Son factores que le quitan virulencia a la presente crisis sociopolítica, pero la crisis es fundamentalmente la misma en el llamado primer mundo: los partidos políticos tradicionales no afrontan los problemas que inquietan a la mayor parte de los ciudadanos y éstos, por su parte, ya no se identifican con aquéllos.

La gente es consciente de tener un mal presente y un peor porvenir, sin acabar de entender los cambios que se han registrado. Pero, en todas partes, los partidos de siempre ofrecen luchas por el poder en vez de soluciones válidas para las cuitas de hoy y los miedos del mañana.

Es la primera razón por la que, en todo el mundo atlántico, han surgido, recientemente, exitosos partidos nuevos. Muchos de ellos sin ideario moral, ni programa político realista, pero con el señuelo de ser nuevos y no contaminados por el poder.

Y, en todas partes, muchos de los nuevos han tenido éxitos inexplicables y desproporcionados a las ideas e ideales que dicen ofrecer.

Y es en este contexto en el que simplificadores radicales como Trump o Hitler se imponen. La oferta de esos estadistas no es coherente ni viable, pero, tiene para las masas agobiadas, por un panorama que les resulta ininteligible, el atractivo irresistible de ser inteligible.

El mundo de Hitler y Trump es diáfano : allá, hay unos malos a lo que hay que suprimir, y acá, están los buenos – los seguidores – a los que hay que proteger y privilegiar.

La evidencia de esta repetición de circunstancias lo da “Mein Kampf”, el libro programático escrito por Hitler; hace un trimestre largo, se volvió a poner a la venta, en Alemania, tras, 70 años de prohibición, y en esos pocos meses se vendieron más ejemplares (55.000) que en 1930, año de la edición barata de las dos partes en un solo tomo. Porque la obra original de Hitler fue escrita en dos tomos : el primero, en 1925, mientras el “Führer” estuvo encarcelado por delitos políticos, y el segundo, en 1926

Valentí Popescu

Autorizamos la reproducción total o parcial de este artículo a condición de que se mencionen la fuente y el autor: http://www.ghemulariadnei.worldpress.com     y  Valentí Popescu

VALENTIN POPESCU