Tenemos el privilegio de contar con la colaboración del periodista español y profesor de periodismo, VALENTIN POPESCU, columnista de primera magnitud y corresponsal, durante un cuarto de siglo, de LA VANGUARDIA  de Barcelona, en Bonn, R.F. de Alemania.

 De Asia a Europa viene un flujo migratorio..En medio, en el Mar Egeo, están unas islas griegas, que parece  que no son ni Asia, ni Europa…

 DRAMA MIGRATORIO A LA GRIEGA

 

La presión migratoria sobre las islas griegas del Egeo está muy lejos de estar resuelta. Todo lo contrario:  se halla en estado letárgico desde los acuerdos de la UE con Turquía sobre la contención de los fugitivos sirios y amenaza con rebrotar en cualquier momento.

Y es que, por un lado, el creciente radicalismo del Gobierno de Erdogan puede desencadenar una crisis entre Bruselas y Ankara, con la consiguiente reapertura de las costas turcas a los migrantes. Y, por otro lado, Atenas se halla entre el yunque y el martillo a causa de los campos de acogida insulares para los fugitivos.

Si no hace nada y deja que el goteo de migrantes – de 500 a 700 mensuales en lo que va de verano – incremente la presencia de estos, la precaria economía de las islas amenaza con desplomarse y crear disturbios en la población – indígenas e inmigrantes – local. Ya en estos momentos el censo de refugiados acogidos en las islas supera las 10.000 personas y la capacidad máxima de los campamentos allá es de unos 7.500 fugitivos.

 

 Pero si el Gobierno de Tsipras comienza a trasladar fugitivos de las islas al territorio continental, esto se transformará de seguida en un incontenible “efecto llamada”. Y es que mientras los migrantes sepan que las condiciones de vida en los campamentos insulares son mínimas y las probabilidades de salir de esos campamentos son prácticamente nulas, apenas ejercerán una presión mayor para ir de los campamentos turcos – donde están acogidos cerca de dos millones y medios de sirios – a las islas del Egeo. En cambio, un traslado masivo de refugiados de las islas a tierra firme sería interpretado por los fugitivos como una confirmación de que refugiarse en las islas es un primer paso para llegar algún día a la Europa rica. Y el drama de esta primavera, con miles y miles de fugitivos, intentando llegar de cualquier manera – a menudo, suicida – a las islas, se volvería a repetir.

 

 A todo esto, el Gobierno griego está agravando el problema con unos miramientos humanitarios que no se tuvieron presentes a la hora de firmar los acuerdos turco-comunitarios sobre los fugitivos. Estos acuerdos prevén que por cada fugitivo sirio (la disposición afecta solo a los ciudadanos sirios y no al resto de desplazados) de las islas que sea devuelto a Turquía, la UE acogería a un súbdito sirio actualmente refugiado en los campamentos turcos.

Lo malo, para Atenas, es que mientras las autoridades turcas no discriminan a nadie en este peculiar intercambio de víctimas de la guerra, las autoridad migratorias griegas sí que hilan fino. Así, niegan con mucha frecuencia la devolución de fugitivos sirios a Turquía porque – alegan – esta nación no es “un Estado de derecho seguro”, lo que puede amenazar el bienestar y hasta la vida de los eventuales candidatos a retornados.

Valentí Popescu

Autorizamos la reproducción total o parcial de este artículo a condición de que se mencionen la fuente y el autor: http://www.ghemulariadnei.worldpress.com     y  Valentí Popescu